Un veterano de Massachussets al que su nieto llama Papá Tony, le regaló algo muy especial a su nieto que es aficionado del hockey.
La familia Boongiorno al igual que todos, estaba pasando un tiempo difícil con todos los niños en casa y en general con el confinamiento causado por el coronavirus. Fue entonces cuando el abuelo tuvo la grandiosa idea de hacer algo para que los pequeños pudieran distraerse y crear memorias felices.
Después de poco más de 77 mil litros de agua y con ayuda de las bajas temperaturas decembrinas, Papa Tony ha conseguido construir la pista de hielo en el patio trasero en un vecindario tranquilo en Sudbury. Ahora esperan que dure al menos todo el invierno.
Nicolás Boongiorno de siete años, no podía creer el asombroso regalo del abuelo y no tardó en preguntarle si ya podían patinar apenas la vio.