CDMX. – El futuro de Julio Urías se encuentra en una situación complicada. El lanzador mexicano fue arrestado la noche del domingo cerca del estadio BMO por un presunto caso de violencia doméstica y fue liberado ayer a las 5 de la mañana después de pagar una fianza de 50 mil dólares.
Tanto la oficina de las Grandes Ligas como los Los Angeles Dodgers han tomado medidas inmediatas al respecto, separando al jugador del roster y evitando que viaje con el resto del equipo para la serie ante los Miami Marlins, que comienza hoy.
La investigación en torno a Urías ya está en marcha, y las consecuencias pueden variar desde perderse los playoffs hasta recibir una sanción que podría abarcar más de una temporada. Existe incluso la posibilidad, aunque remota, de que sea absuelto durante el proceso. Lamentablemente, casos de este tipo no son infrecuentes en el mundo del deporte. De hecho, esta es la segunda vez que Julio Urías se ve involucrado en un incidente relacionado con la violencia doméstica según las políticas de MLB. En mayo de 2016, el lanzador sinaloense fue arrestado por agredir a una mujer y arrojarla al suelo en un estacionamiento de un centro comercial. En ese momento, pagó una fianza, pero tres meses después, la oficina de Grandes Ligas lo sancionó con una suspensión de 20 juegos. Ahora, este nuevo incidente probablemente será el primer caso de reincidencia que se investigue y sancione. Además, Urías se encuentra en un punto crítico de su carrera, ya que al finalizar esta temporada se convertirá en agente libre, y esta situación podría afectar sus perspectivas de obtener un contrato lucrativo.
En 2015, las Grandes Ligas implementaron una política de violencia doméstica con el objetivo de investigar y sancionar a los jugadores culpables de actos de violencia doméstica, agresión sexual o abuso, independientemente de si enfrentan cargos legales. Este proceso comienza tan pronto como un jugador de Grandes Ligas es arrestado o denunciado, y el presunto agresor es colocado en una lista restringida que lo excluye de la actividad durante al menos siete días. Posteriormente, tras completarse las investigaciones, el comisionado decide si el jugador será sancionado con partidos sin salario, cuya duración puede variar.
Desde la implementación de esta política, 19 jugadores de Grandes Ligas han sido investigados, y en solo dos casos no se aplicaron sanciones: Yasiel Puig, acusado en 2016 de agredir a su hermana mientras jugaba para los Dodgers, y Miguel Sanó, toletero de los Minnesota Twins, quien en 2018 evitó una suspensión debido a la falta de pruebas en un caso de agresión sexual contra la periodista Betsy Bissen.
Aroldis Chapman fue el primer jugador suspendido bajo esta política después de agredir a su novia y disparar un arma en su garaje en ocho ocasiones. La oficina de Grandes Ligas lo castigó con una suspensión de 30 juegos sin salario.
Sin embargo, el caso más destacado es el de Trevor Bauer, excompañero de Urías en los Dodgers. En abril de 2022, Bauer enfrentó una sanción inicial de 324 juegos, la más larga en la historia de MLB, después de que una mujer de San Diego alegó que el lanzador la había golpeado y abusado un año antes, una acusación que no pudo ser probada en los tribunales. Bauer apeló la decisión, y en diciembre de ese año, la suspensión se redujo a 194 juegos. No obstante, los Dodgers lo liberaron a principios de ese año.
Varios jugadores también han enfrentado sanciones considerables por actos de violencia doméstica, incluidos Sam Dyson (162 juegos en 2021), José Torres (100 juegos en 2018), Odubel Herrera (85 juegos en 2019), Carlos Martínez (85 juegos en 2022), Héctor Olivera (82 juegos en 2016) y Domingo Germán (81 juegos en 2020). El panorama que enfrenta Julio Urías en este momento es sombrío y puede enfrentar una pérdida significativa durante todo este proceso.