CIUDAD DEL VATICANO.- En la mañana de este viernes, el Papa Francisco se reunió en el Aula Pablo VI con los participantes del peregrinaje organizado por las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico. Este encuentro conmemoró el centenario de la fundación de su instituto y permitió al Santo Padre resaltar la importancia de la Eucaristía como fuente de amor, unidad y caridad.
En sus palabras a los presentes, el Pontífice recordó el propósito fundamental de las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico: situar la Eucaristía en el núcleo de sus vidas. Utilizando las palabras del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco describió la Eucaristía como «Sacramento de amor, signo de unidad, vínculo de caridad». Este instituto, fundado en 1923 por el Venerable Obispo Raffaello Delle Nocche y las valientes jóvenes Linda Machina y Silvia Di Somma, se convirtió en una historia de devoción y servicio a los necesitados.
El Papa destacó la importancia de la ternura en esta obra de amor, unidad y caridad. Hizo hincapié en que la ternura es un rasgo distintivo de Dios, cuyo estilo es el de la cercanía, la compasión y la ternura. Aunque la estrategia de enfrentar los problemas sociales a través de la adoración y la reparación en oración podría parecer absurda para el mundo, el Santo Padre enfatizó su efectividad.
Las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico surgieron en una de las diócesis más empobrecidas del sur de Italia después de la Primera Guerra Mundial y la devastadora pandemia de la «gripe española». Fueron llamadas a aliviar las heridas y vacíos causados por el pecado en la sociedad y en los individuos, a través de la adoración constante ante Jesús en la Hostia Consagrada.
El camino de la fe y la entrega de estas mujeres, que inicialmente parecía irracional para los estándares del mundo, dio frutos sorprendentes. La oración de estas valientes hermanas generó una fuerza contagiosa que las impulsó a emprender obras de redención material, cultural y espiritual que superaron todas las expectativas.
Hoy en día, las Hermanas Discípulas de Jesús Eucarístico cuentan con una fuerte presencia en el sur de Italia y en otros lugares del mundo. Con alrededor de 400 hermanas profesas y postulantes en casas de formación en diferentes países, su labor se extiende por los cinco continentes a través de Centros Eucarísticos, escuelas, misiones y diversos servicios.
El Papa Francisco alentó a las hermanas a continuar su misión, mirando a los hermanos a través de la «lupa de la Hostia consagrada». Les recordó su llamado a ser «vasa Domini», cáliz acogedor, arrodilladas ante el Tabernáculo y con los brazos siempre abiertos hacia los necesitados. Citando a San Pablo VI, el Pontífice enfatizó que la Eucaristía debe impulsarlas a cuidar de los miembros más pobres, despreciados y marginados del Cuerpo de Cristo.
El Papa concluyó su discurso con una bendición y una sencilla petición: «Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Gracias!»