BRASILIA- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue ingresado en un hospital de Brasilia el viernes para someterse a una cirugía de cadera necesaria debido a la artrosis que ha venido padeciendo, resultado del desgaste del cartílago en la cabeza del fémur. Este padecimiento le ha causado molestias y dolores durante los últimos meses. Lula ha revelado que ha estado lidiando con dolor constante durante más de un año, aunque esto no le ha impedido cumplir con sus responsabilidades como presidente, incluyendo viajar a numerosos países desde que asumió el cargo en enero. La cirugía, que se espera que dure aproximadamente dos horas y requiera anestesia general, tiene como objetivo restaurar la función de su cadera derecha mediante una artroplastia, un procedimiento que implica la extracción de la cabeza del fémur para implantar una prótesis. Aunque la cirugía en sí no se considera de alto riesgo, Lula, quien tiene 77 años, permanecerá hospitalizado hasta el martes y luego pasará tres semanas en la residencia presidencial para llevar a cabo su proceso de recuperación. En una entrevista televisiva el martes, el mandatario expresó: «Tengo que ser cauteloso, ya que la cirugía puede parecer sencilla, pero la fisioterapia y el tratamiento dedicado son fundamentales para una recuperación adecuada. Estoy decidido a cuidarme mucho. Soy muy optimista». Lula también informó que solo podrá reanudar sus viajes presidenciales al extranjero a finales de noviembre, cuando tiene previsto viajar a los Emiratos Árabes Unidos para asistir a la reunión mundial sobre el clima COP28. «Hasta entonces, me quedaré aquí en Brasilia. No podré tomar un avión», declaró en un canal gubernamental de televisión. Durante su ausencia, el vicepresidente Geraldo Alckmin asumirá algunas de las funciones y apariciones públicas de Lula, aunque no existen planes para que Alckmin se convierta en presidente interino en ningún momento, según confirmaron funcionarios del gobierno. Lula explicó que pospuso la operación porque quería primero asumir su cargo y llevar al país a la normalidad después de la agitación política experimentada bajo su predecesor, así como recuperar la posición internacional de Brasil. «Quería decirle al mundo entero que Brasil ha vuelto», enfatizó.
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