Lo primero es la confirmación de la muerte por parte de un médico en presencia del Cardenal Camarlengo, que es la persona que esta desempeña el cargo de líder de la iglesia en el transcurso de la sede vacante y el director de los servicios sanitarios del Vaticano.
La manera de anunciar la muerte del Papa, es por las campañas de la Basílica de San Pedro repican, también repiten este acto todas las iglesias de Roma para difundir la noticia.
El Cardenal Vicario de Roma debería hacer el anuncio oficial al público. Normalmente, se declara un periodo de luto oficial de nueve días, lo que también da tiempo a que peregrinos, cardenales y jefes de Estado viajen a Roma.
Después, el cuerpo del Papa fallecido se deposita en el Palacio Apostólico para que los miembros de la Curia presenten sus respetos y, más tarde, se traslada a la Basílica de San
Pedro para que los peregrinos puedan venerarlo.
Con la muerte de un Papa emérito, puede que cambie este protocolo.
Como fue obispo de Roma durante 8 años, el Papa Francisco puede pedir que el funeral del Papa emérito se celebre con la misma solemnidad que un pontífice al mando. Por lo que se haría un funeral en la Plaza de San Pedro.
Normalmente, el encargado de presidir la celebración es un cardenal. Por ejemplo, cuando murió el Papa Juan Pablo II, el cardenal Joseph Ratzinger fue el celebrante principal. Sin embargo, como hay un Papa vivo, lo más probable es que sea el propio Francisco el que presida la misa de su predecesor.
Un Papa es también el jefe de Estado del Vaticano, por lo que será un funeral de Estado al que asistirán monarcas y presidentes de distintos países.
La gran diferencia respecto al protocolo que se lleva acabo por el vaticano será que no habrá conclave tras el funeral.
El Papa Francisco seguirá ejerciendo como sucesor de San Pedro.
Con información de: romereports
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