EE.UU.- En medio de acusaciones y juicios, el ex presidente Donald Trump se encuentra actualmente inmerso en la carrera por la nominación republicana para las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos. A pesar de enfrentar cargos por 91 delitos, incluyendo fraude y abuso sexual, Trump mantiene una impresionante popularidad entre millones de compatriotas que desean verlo nuevamente en la Casa Blanca.

Con 77 años de edad, el magnate inmobiliario y ex estrella de televisión ha logrado salir ileso de dos juicios políticos, consolidando un currículum poco común para un expresidente estadounidense. Su éxito en la actual contienda republicana supera con creces a sus rivales, y las encuestas sugieren que, en una hipotética revancha con el actual presidente Joe Biden, Trump sigue siendo una figura formidable.

A pesar de las acusaciones de incitación al asalto al Capitolio en 2021, Trump ha logrado no solo mantener, sino también aumentar su popularidad entre sus seguidores. La influencia que ejerce en la lucha interna por la presidencia de la Cámara de Representantes demuestra que aún suscita temor dentro de su propio partido, forzando la renuncia de un republicano considerado poco leal a sus intereses.

Mike Cullinane, historiador de la Universidad Estatal Dickinson en Dakota del Norte, destaca que la victoria de Trump en 2016 marcó un cambio significativo en la política estadounidense al dar voz a corrientes como el racismo, el sexismo y la xenofobia. A pesar de las expectativas de que su popularidad disminuiría después de la insurrección de 2021, las encuestas muestran que está incluso mejor valorado ahora entre sus seguidores.

El estilo retórico sin límites y desenfrenado de Trump, quien se presenta como un luchador auténtico sin deudas, continúa siendo un punto de conexión con sus seguidores. A pesar de las numerosas acusaciones y críticas, sus partidarios restan importancia a los escándalos y afirman que las acusaciones carecen de relevancia.

Para los cristianos evangélicos, su contribución a la supresión del derecho al aborto es una prueba de su compromiso con sus valores, generando lealtad inquebrantable. Los demócratas, por su parte, enfrentan el desafío de llegar a nuevos votantes, y el estratega electoral Zee Cohen-Sanchez sugiere que deben mirar más allá de los simpatizantes fervientes de Trump y centrarse en aquellos que dudan y en los independientes que lo llevaron al poder en 2016.

En este contexto, la estrategia del «yo no soy Trump» se percibe como obsoleta, y los demócratas son instados a considerar nuevas estrategias para atraer a una audiencia más amplia en las elecciones venideras.