𝗞𝗶𝗲𝘃, 𝗨𝗰𝗿𝗮𝗻𝗶𝗮 .— En un asalto nocturno que se extendió durante ocho horas, decenas de drones rusos atacaron la capital ucraniana, Kiev, en un episodio que las autoridades ucranianas calificaron como parte de una ofensiva constante de Rusia, ya casi tres años después del inicio de la guerra. Las fuerzas rusas lanzaron una serie de drones de manera aislada, y en oleadas coordinadas, desde múltiples direcciones y alturas, en una aparente estrategia para saturar las defensas aéreas ucranianas y mantener en tensión a los ciudadanos.

A pesar del esfuerzo ruso, el sistema de defensa ucraniano logró neutralizar alrededor de tres docenas de drones. No obstante, los escombros de los vehículos interceptados cayeron sobre varias edificaciones, dañando al menos diez edificios, entre los que se cuentan un centro médico y un centro de negocios, y dejando heridas a dos personas. Uno de los incidentes más graves ocurrió en un restaurante en el piso 33 de un edificio en el exclusivo distrito de Pechersk, que sufrió un incendio, mientras que tres edificios residenciales en otros sectores de la ciudad también resultaron afectados, informó Serhiy Popko, jefe de la administración militar de Kiev.
Aunque la alerta de ataque aéreo en Kiev fue desactivada después del ataque, Popko advirtió sobre la presencia de drones en el espacio aéreo ucraniano, indicando que algunos de ellos podrían estar dirigidos nuevamente hacia la capital.

En las últimas semanas, los ataques con drones en Kiev han sido casi diarios, con explosiones nocturnas y el zumbido de estos aparatos perturbando constantemente la calma de los ciudadanos. Según el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, Rusia ha intensificado el uso de drones Shahed de fabricación iraní, lanzando diez veces más drones en comparación con el mismo período del año pasado.
A pesar de los esfuerzos de Ucrania, la diferencia en tamaño y equipamiento militar entre ambas fuerzas sigue siendo evidente. El apoyo de los países occidentales ha sido fundamental para sostener el conflicto, pero las recientes elecciones en Estados Unidos han suscitado incertidumbre sobre la continuidad de esa ayuda, dada la postura escéptica de Donald Trump, ahora presidente electo, sobre el apoyo financiero y militar a Ucrania.
Mientras el conflicto se prolonga, Rusia parece estar adoptando una estrategia de desgaste. Los drones Shahed, utilizados en gran número, son considerados por Ucrania como armas de terror que buscan someter a los civiles a una constante amenaza. Al mismo tiempo, las autoridades ucranianas señalan que Rusia está preservando sus misiles más potentes para futuras ofensivas, al tiempo que usa drones menos costosos y efectivos en su intento por agotar las defensas antiaéreas de Ucrania.

Los efectos de este ataque también se extendieron fuera de Kiev. En la región de Zhytomyr, al oeste de la capital, se produjeron cortes de energía luego de un bombardeo ruso, según la empresa energética Zhytomyroblenergo. En el sur, la ciudad portuaria de Odesa también sufrió un ataque con drones, en el que una persona resultó herida y un edificio residencial de 11 pisos fue dañado.
La situación en Kiev, y en el resto de Ucrania, permanece en una constante tensión mientras el país enfrenta el dilema de una guerra prolongada, con el desafío de proteger a sus ciudadanos y defender su soberanía, a pesar de las crecientes amenazas y la incertidumbre sobre el respaldo internacional.