Redacción El Tijuanense
En su mensaje dominical durante el Ángelus, el Papa Francisco reflexionó profundamente sobre el significado de Cristo como Rey del Universo. Desde la emblemática Plaza de San Pedro, destacó que la realeza de Jesús no se basa en el poder terrenal ni en la autoridad opresiva, sino en su amor infinito y el sacrificio que llevó a cabo para la salvación de toda la humanidad.
El Pontífice subrayó que la cruz, muchas veces vista como un símbolo de sufrimiento, es en realidad el trono desde donde Jesús reina con humildad y misericordia. Esta imagen contrasta fuertemente con la lógica del poder humano, caracterizada por la ambición y el dominio. Para Francisco, el liderazgo de Cristo nos invita a entender que la verdadera grandeza radica en el servicio desinteresado y el perdón sincero.
Durante su mensaje, el Papa hizo un llamado a los fieles a escuchar la voz de Jesús en sus vidas diarias. «Su voz no impone, sino que invita», afirmó, recordando que Cristo nos llama a abrir el corazón a una esperanza que puede transformar vidas. Esta reflexión se enmarca en un contexto actual donde las distracciones y los valores contrarios al Evangelio amenazan con desviar a las personas de su propósito espiritual.
Francisco también cuestionó a los presentes sobre sus lealtades y prioridades. «¿A quién escuchamos en nuestro día a día? ¿A Jesús o a las voces del mundo?», preguntó, alentando a los fieles a renovar su compromiso con el mensaje de Cristo y vivir de acuerdo a los principios del Evangelio.
El Papa concluyó su intervención enfatizando que Jesús es el único rey capaz de otorgar sentido pleno y esperanza verdadera. Su reinado no busca acumular riquezas materiales ni imponer control, sino liberar a las personas a través del amor, la reconciliación y el servicio.