Al morir un Papa, el protocolo vaticano establece una serie de rituales detallados. Los cardenales son los encargados de confirmar su muerte, luego de lo cual el ‘Camerlengo’, cargo actualmente ocupado por el Cardenal Kevin Joseph Farrell, realiza el rito de comprobación del deceso.
Posteriormente, el ‘Camerlengo’ sella y cierra el apartamento papal. Se hace un llamado a los cardenales de todo el mundo para notificarles acerca del deceso y convocarlos al cónclave, durante el cual se elegirá al nuevo Papa.
La elección del nuevo Papa comienza de 15 a 20 días después del fallecimiento del anterior. Durante este tiempo, se realizan las exequias y se prepara todo para el cónclave.
Los cardenales menores de 80 años son los que participan en la elección del nuevo pontífice. Durante el cónclave, ellos no tienen contacto con el mundo exterior y el proceso continúa hasta que se llegue al acuerdo sobre el nuevo Papa.
Una vez elegido el nuevo Papa, el decano del colegio de cardenales le pregunta si acepta el cargo. Al responder afirmativamente, se le consulta sobre el nombre que asumirá y con ello se convierte en el nuevo vicario de Cristo.
Tras esto, se realiza el ‘Habemus Papam’, anuncio oficial que se lleva a cabo en la Plaza de San Pedro, en el que se da a conocer al mundo el nombre del nuevo Pontífice. Este anuncio concluye con la primera bendición del nuevo Papa hacia la ciudad y el mundo.
Así es el ritual que sigue el Vaticano tras la muerte de un Papa. Un proceso antiguo y revestido de solemnidad que asegura la continuidad del papado.