Tijuana y Rosarito tendrán suministro garantizado gracias a convenio histórico entre Federación y Estado
Después de décadas de incertidumbre hídrica, la construcción de la Planta Desaladora de Rosarito ha dejado de ser un proyecto en el papel para convertirse en una realidad. Con una inversión conjunta de 12 mil millones de pesos, los gobiernos federal y estatal sellaron un convenio que abre paso a una transformación vital para la región.
La obra, contemplada dentro del Plan Nacional Hídrico 2024–2030, permitirá abastecer de agua limpia y continua a Tijuana y Playas de Rosarito, con un enfoque de largo plazo que busca garantizar el derecho humano al agua, no solo para las generaciones actuales, sino también para las futuras.
“La transformación empieza cuando el agua deja de ser promesa y se convierte en derecho”, señaló la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, al firmar el acuerdo junto al titular de CONAGUA, Efraín Morales López.
El convenio establece que la planta será construida por la CONAGUA, mientras que el Gobierno del Estado desarrollará la red de infraestructura para su distribución, explicó el titular de SEPROA, Víctor Daniel Amador Barragán. Esta coordinación entre niveles de gobierno representa, según el funcionario, “una muestra de voluntad política y visión estratégica nacional”.
En una región históricamente golpeada por la escasez y las fallas en el sistema de agua, la desaladora no solo será una fuente adicional de abastecimiento: promete devolver la tranquilidad a cientos de miles de hogares, fortalecer el desarrollo urbano y económico, y consolidar la soberanía hídrica de Baja California.
Con este acuerdo, el agua ya no será una incertidumbre, sino una garantía.


