El pasado 31 de mayo, el Michelob Ultra Arena de Las Vegas fue testigo de una de las sorpresas más impactantes en el mundo del boxeo. El mexicano José Armando «El Toro» Reséndiz, oriundo de Rincón de Guayabitos, Nayarit, se alzó con la victoria por decisión dividida sobre el ex campeón mundial Caleb Plant, adjudicándose el título interino de peso supermediano de la AMB.
UN COMBATE QUE DESAFIÓ LAS EXPECTATIVAS
Desde el inicio, Reséndiz mostró una agresividad y determinación que desconcertaron a Plant. Con una presión constante y golpes certeros, el mexicano mantuvo al estadounidense a la defensiva, conectando 186 golpes frente a los 108 de Plant, con una efectividad del 31% contra el 21% de su oponente. En al menos dos ocasiones, «El Toro» estuvo cerca de derribar a Plant, encendiendo al público y manteniéndolo al filo de la butaca.
LA HISTORIA DE DOS GUERREROS
Caleb Plant, conocido como «Sweethands», es un boxeador estadounidense que ostentó el título mundial de la FIB entre 2019 y 2021. Con un estilo técnico y elegante, Plant ha enfrentado a figuras como Canelo Álvarez y David Benavidez, sufriendo derrotas que han marcado su carrera.
Por su parte, José Armando Reséndiz, de 26 años, inició su carrera profesional en 2018. Con un récord de 16 victorias (11 por nocaut) y 2 derrotas, ha demostrado ser un peleador aguerrido y con una gran capacidad de recuperación.



La victoria de Reséndiz no solo representa un logro personal, sino también un motivo de orgullo para el boxeo mexicano. En una pelea que muchos consideraban un trámite para Plant, «El Toro» demostró que, con garra, corazón y determinación, todo es posible.
¿QUÉ SIGUE PARA «EL TORO»?
Con este triunfo, Reséndiz se posiciona como una figura a seguir en la división de los supermedianos. Mientras tanto, Caleb Plant deberá replantear su estrategia y buscar nuevas oportunidades para regresar a la cima.
Sin duda, la noche del 31 de mayo quedará grabada en la memoria de los aficionados al boxeo como el momento en que un toro mexicano embistió con fuerza en Las Vegas, recordándonos que, en el ring, nada está escrito.


Fotografías: Cortesía