En un país donde llenar el tanque puede representar un riesgo, abrir las puertas para demostrar qué se está vendiendo no es común. Rendichicas lo está haciendo.
La empresa comenzó un proceso de certificación con el laboratorio independiente Intertek, a fin de validar que su combustible cumple con las normas mexicanas. La estrategia no solo busca asegurar la calidad, también busca recuperar la confianza del consumidor.
Patricia Sharagui, gerente de relaciones públicas de la marca, lo explica con claridad: “En esta industria ya no basta con prometer calidad… hay que demostrarla”. Los análisis serán publicados de forma transparente. Cualquier persona podrá consultar resultados para conocer cómo salió cada estación. Además, se trata de una verificación continua, no de una revisión aislada.
El distintivo visible será un sello amarillo que indicará qué estaciones pasaron el proceso de certificación. Esa insignia, señalan desde Rendichicas, debería ser motivo de confianza para el consumidor.
En México, la Procuraduría Federal del Consumidor ha detectado que muchas estaciones entregan litros incompletos o gasolina rebajada. Frente a esa realidad, iniciativas como ésta —aunque voluntarias— pueden marcar una diferencia.
Porque lo barato puede salir caro; la calidad también se certifica.




