𝗧𝗲𝘅𝗮𝘀, 𝗘𝗘. 𝗨𝗨. – Este martes, SpaceX llevó a cabo una nueva prueba de su ambicioso megacohete Starship, el más grande y potente del mundo, con resultados mixtos: un despegue impecable, pero un intento fallido de aterrizaje que terminó con la explosión del propulsor en el Océano Índico.
El lanzamiento, realizado desde Texas, contó con la presencia del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien acudió como invitado especial, subrayando su relación con Elon Musk, CEO de SpaceX.

Este vuelo tenía como objetivo principal probar los mecanismos de captura del propulsor mediante unos brazos mecánicos conocidos como «palillos». Sin embargo, SpaceX decidió cancelar el intento de captura apenas cuatro minutos después del despegue, desviando la trayectoria hacia un amerizaje controlado en el Golfo de México.
Dan Huot, portavoz de la compañía, señaló que no se cumplían los criterios necesarios para realizar la maniobra, aunque no especificó los motivos exactos.
A pesar del revés, la nave espacial acoplada al Starship logró completar un vuelo casi orbital sobre el Golfo de México, simulando un recorrido similar al de su prueba en octubre. Tras una hora en el aire y rozar el espacio, la nave terminó su demostración con un descenso controlado en el Océano Índico.
En esta prueba, SpaceX implementó nuevos objetivos, como el encendido de un motor en el espacio y experimentos de protección térmica que despojaron ciertas áreas de las tejas térmicas para evaluar su resistencia. Estas mejoras son cruciales para futuros vuelos que incluirán astronautas y misiones interplanetarias.
La NASA confía en Starship como pieza clave para llevar a astronautas de regreso a la Luna y, eventualmente, a Marte. Ha acordado pagar a SpaceX más de 4.000 millones de dólares por misiones lunares previstas para finales de esta década.
Musk, por su parte, visualiza un futuro ambicioso: el despliegue de una flota de naves Starship capaces de construir una ciudad en Marte. Este enfoque incluye la reutilización de los cohetes para reducir costos y acelerar misiones, una estrategia ya probada con éxito en los cohetes Falcon.
Con este sexto lanzamiento de un Starship completamente ensamblado desde 2023, SpaceX sigue acumulando experiencia crucial. Aunque las tres primeras pruebas culminaron en explosiones, cada ensayo representa un paso hacia la consolidación de una tecnología que promete revolucionar la exploración espacial.
Mientras tanto, la presencia de Donald Trump en este evento marca un nuevo capítulo en la relación entre el sector público y privado en la carrera espacial, una alianza que podría redefinir el alcance de la humanidad más allá de la Tierra.