El bloqueo en la carretera Aeropuerto, llevado a cabo por residentes de la comunidad Maclovio Rojas, ha superado las 24 horas, afectando a cientos de usuarios del Aeropuerto Internacional de Tijuana, quienes han tenido que recorrer casi un kilómetro a pie para llegar o salir de la terminal aérea.
A pesar de que el gobierno habilitó camiones de la ruta Otay-Centro sin costo para apoyar a los afectados, algunos desconocen esta alternativa y optan por caminar o pagar entre 50 y 100 pesos para trasladarse en taxis o motocicletas.
En la vialidad se han observado familias con niños, personas de la tercera edad y con movilidad reducida arrastrando su equipaje a lo largo del trayecto. Mientras algunos expresan su molestia por la situación, otros muestran indiferencia o incluso apoyo a la manifestación.
LA LUCHA CONTINÚA
Los residentes de Maclovio Rojas han mantenido una lucha de más de 30 años para lograr la regularización de sus predios. En esta ocasión, la protesta inició la noche del domingo 9 de marzo, cuando un grupo de manifestantes bloqueó dos accesos de la carretera Aeropuerto tras recibir títulos de propiedad que consideran fraudulentos. Su objetivo es obtener una respuesta por parte del gobierno federal, según explicó Martha Coronado, vocera del movimiento.


Los manifestantes han instalado carpas y casas de campaña en los carriles derechos de ambos accesos a la carretera, donde permanecen a pesar de las bajas temperaturas registradas por la noche.
Rosa García, residente de la comunidad desde hace casi 37 años y participante en protestas anteriores, manifestó su descontento ante lo que considera falta de atención de las autoridades.
«Mi esposo y yo teníamos la ilusión de dejarles algo a nuestros hijos, un futuro más prometedor. Es triste que el gobierno tenga la solución en sus manos y no la brinde», expresó. «Si yo muero, me iré con mucha tristeza, pero mientras haya vida, hay esperanza».
García y otros manifestantes han reiterado su decisión de no retirarse del bloqueo hasta conseguir una reunión con la presidenta Claudia Sheinbaum.








Fotografías: Karen Castañeda