La tarde del sábado 24 de mayo, el SnapDragon Stadium fue escenario de un espectáculo que rebasa cualquier marcador. Ante 30,114 almas, San Diego FC venció 2-1 al LA Galaxy en un partido vibrante, de los que se sienten en la piel y se recuerdan con el corazón.
El encuentro tuvo todos los ingredientes de una película de acción. Golazos, tensión hasta el final y una energía que nunca se apagó. Diego Fagúndez abrió la cuenta para los angelinos al minuto 40, pero la respuesta no tardó: apenas un minuto después, Luca de la Torre empató con un remate que levantó a la afición de sus asientos.
Cuando el reloj marcaba el 90+5’, y con ambos equipos al límite físico y emocional, Hirving “Chucky” Lozano —jugador franquicia de San Diego FC— se encargó de sellar la victoria con un tanto agónico, celebrado con el alma por la grada. Pero más allá del gol, Lozano firmó una actuación completa: recuperó balones, distribuyó juego, encaró rivales y demostró por qué su llegada a la MLS ha sido un punto de inflexión para la franquicia.
Este equipo joven, que apenas comienza a escribir su historia, se está ganando algo que no se compra: identidad. Con un fútbol dinámico y una conexión real con su afición, San Diego FC se ha convertido en una franquicia en ascenso, no solo en la tabla, sino en el corazón de la región.
El clásico californiano vivió una segunda edición épica. Y para quienes aún no han pisado el SnapDragon Stadium, la invitación está abierta: esto no es solo fútbol, es un fenómeno que se vive desde la grada, desde el barrio, desde la pasión.
Porque aquí en la frontera, el deporte también une.







Fotografías: Miguel Palacios