ESTADOS UNIDOS.- A pesar de que el caso judicial contra Jeffrey Epstein se dio por concluido tras la muerte del empresario, la posible divulgación de sus archivos oficiales continúa generando expectativa, ya que podría derivar en nuevas investigaciones contra personas influyentes que presuntamente habrían participado o encubierto delitos relacionados con la red delictiva.
No obstante, la información hecha pública hasta el momento no corresponde a la totalidad de los documentos exigidos por la legislación estadounidense. El primer bloque de archivos revelado carece de elementos sustanciales que aporten avances relevantes a las indagatorias, lo que ha provocado inconformidad entre legisladores y analistas.

Durante la administración del expresidente Donald Trump, el Departamento de Justicia habilitó un portal digital identificado como “La Biblioteca de Epstein”, en el cual se concentran miles de expedientes, registros y fotografías vinculadas al caso. Sin embargo, gran parte del material fue difundido con amplias secciones censuradas, bajo el argumento de proteger la identidad de las víctimas.
Esta situación ha sido cuestionada por diversos congresistas, quienes expresaron su molestia ante lo que consideran una liberación incompleta y selectiva de la información, lo que impide conocer el alcance real de las relaciones y posibles responsabilidades de terceros.

Entre los documentos disponibles aparecen imágenes que involucran a figuras públicas de alto perfil, como el expresidente Bill Clinton, el actor Chris Tucker y los músicos Mick Jagger y Michael Jackson, cuyos nombres y fotografías captaron la atención pública.
De acuerdo con los registros, Bill Clinton es quien figura en mayor número de ocasiones dentro del material divulgado, mientras que Donald Trump únicamente aparece referido en llamadas no contestadas o en listados de vuelos, sin evidencia directa adicional.



Para Nathaniel Birkhead, profesor de la Universidad de Kansas, esta disparidad no es casual. El académico consideró que la difusión limitada de ciertos nombres, sin una exposición completa del contenido, podría responder a una estrategia para desviar el foco del debate público.
“Mostrar únicamente ciertas imágenes mientras se omite información sobre otros actores busca influir en la narrativa”, señaló.

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